SAGRADA MATERIA - guixa

Josep Guixà
Pintura matérica
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SAGRADA MATERIA

EXPOSIONES ESTUDIO (1)
SAGRADA  MATERIA
Por Carlela Gonzáles-Alorda


La iglesía de Sant Vicenç de Castelloli inaugura un impresionante mural realizado por el pintor Josep Guixà

Desde este año, el municipio barcelonés de Castellolí (Barcelona) guarda un nuevo tesoro. Tierra, mar y aire petrificados despuntan en una pared convertida en lienzo por el pintor Josep Guixà.  Así lo estimó la Comisión del Patrimonio del Obispado de Vic cuando encomendó al artista la privilegiada tarea de decorar el presbiterio de la iglesia de Sant Vicenç. Fue entonces cuando. Tras de unos meses de múltiples ideas, se aprobó el proyecto artístico definitivo y Guixà hubo que cambiar pintura por cemento , caballete por andamio y su estudio por la parroquia durante seis semanas.

El mural del Rostro de la misericordia embriaga en su totalidad. Así concibió su creador, quien describe que “al principio puede resultar muy abstracto, ya que el visitante en un primer momento solo ve un mar de texturas y color. A medida que lo va descubriendo, conseguirá ver situados en el centro del espacio dos líneas que son dos párpados cerrados. A partir de ahí se le irá apareciendo el rostro de Jesucristo con toda la simbología cristiana para interpretarlo.” La obra se nutre de la tradición matérica del arte catalán del siglo XX, resulta visible en el uso de los colores tierra y en el deseo primigenio de expresar a través de las abstracciones y detalles figurativos esbozados, un cosmos regido por la infinita belleza telúrica.

La forma circular del espacio, cubierta por bóveda, acrecentó la dificultad de la realización, ya que hubo de montar un sistema de andamio que únicamente fueron retirados para emplear una grúa móvil en los acabados finales y en el arreglo de la parte frontal del altar, todo ello fue posible gracias a la colaboración con sus hijos, dueños de la empresa “ Guixà Rehabilitacions”. Guixà decoró el ábside con una técnica propia que el artista denomina “matérica”, y en la que se aplica material coloreado sobre la pared y al que se añade la gama cromática en fresco, posibilitando así el volumen.

Esta excelente técnica prefigura una delicada sensibilidad por lo simbólico, germinando en toda la superficie un alfabeto de iconografía cristiana, obtenido desde una profunda espiritualidad. Son varios los significados que se encuentran en este preciosista trabajo. Por una parte, el que se intuye del rostro de Jesucristo. Por otra, se puede entreverse la Trinidad con Dios Padre, simbolizado por un cielo de tonos azulados en la parte superior dentro de la bóveda y por el que aparece abrirse hacia el exterior; a su derecha el Hijo representado por las fracciones; debajo el Espíritu Santo, surgido del sagrario integrado en la obra y desde el que se abre una gran paloma que ilumina todo el mural con blancos y azules. La tercera podría ser la eucaristía, partiendo también del sagrario con la copa, la sangre y el cuerpo presente de Cristo.

Asimismo, aparecen ciertos detalles que realzan el mensaje de amor, denominador común de todo este atlas nacido desde la gratitud y la entrega. Estas pistas dejadas por el autor pueden encontrarse reflejadas en imágenes bosquejadas como la cruz del cristianismo que preside el centro de la obra, la concha y la calabaza del pelegrino, o loos motivos florales como el lirio de la pureza, la margarita de la inocencia, el clavel del orgullo, el jazmín del la gracia o la rosa, que representa la belleza. Otros elementos simbólicos trazados son aquellos de origen animal, como la mariposa y la paloma, identificados con la transformación y la crianza. Además, en su inauguración el pasado 8 de mayo, el obispo de Vic, Romá Casanova, hizo referencia al Año de Misericordia convocado por el papa Francisco. Esta obra, al margen de su simbología cristiana, respira organicidad, quizás inspirada desde un hondo legado modernista de Gaudí, y conlleva abstraerse y dispuesto a sentir la vida en las venas, como si al implicarse en su lectura se desnudara uno de dogmas y comunidades, y tan solo pudiera escucharse el hilo alentador del universal lenguaje de la fraternidad y la indulgencia.






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