Indaga a través de la
materia buscando la perspectiva que da el grosor. No la perspectiva entendida
desde el punto de vista tradicional, sino su formulación literaria, el concepto
que le concede rango intelectual y filosófico, es decir la figura teórica que
define la densidad de la propia evidencia de la materia.
Si profundizamos en el
fragmento, buscando la materia, encontramos una obra abstracta, que, serenamente,
vislumbra el transcurrir de
No se trata de aproximarse
de forma automática a la luz de la materia abstracta, sino de entender cual es
la pureza de la abstracción y trabajar en línea con la determinación adecuada
para adentrarse en su esencia, aunque, formalmente, el creador catalán se
interese por otras cuestiones conceptuales como la aproximación a una cierta
idea de la realidad, empleando medios icónicos para expresarla, pero, a la vez,
manteniendo en el tratamiento de la materia su concepción abstracta. Así, de
esta manera, materia y forma, abstracción y realidad, la arquitectura de las
casas antiguas y los fondos de calles históricas quedan reflejadas
con elegancia, soltura, firmeza y determinación, sin que por ello tenga que
hacer concesiones a una excesiva dedicación al detalle ni tampoco abusar de los
parámetros que definen la abstracción.
Profundiza en la procelosidad de las simbiosis texturales, en la
expresividad contenida en la propia esencia de la amalgama de materia que
conforma paredes irreales, dentro de un entorno figurativo existente.
Muestra la dicotomía
realismo-abstracción, que no es tal sino el resultado de una visión realmente
intensa de la existencia, basada en expresar con armonía y coherencia la fuerza
de lo emblemático que reside en saber distinguir las diferentes realidades, las
descriptivas y las que no tienen una forma de descripción tradicional. El
resultado es una nueva manera de ver la realidad, en su complejidad más
evidente, en su entorno estructural más sincrético, en el aspecto de resaltar
la fórmula más precisa y definidora de una concepción que se basa en la
fenomenología de la visión del más allá de lo externo.
No hay visión superficial,
tampoco deseos de ser complaciente, sino que prefiere destapar su dicotomía, a
partir de la propia evidencia de la vida.
Para ser y estar con el
entorno hay que beber de sus fuentes
originales. Es fundamental saber escuchar, inmiscuirse en los intersticios de
la paradójica forma de existencia. Ser uno con la propia existencia y todo lo
que nos rodea, sin cortapisas, sin tapujos, procurando ocupar el rango de
observadores, de ver como se desgrana la realidad, sus diferentes velocidades,
sus fórmulas y formas extrañas, paradojas, asimétricas o armoniosas de
proceder. ¡Qué más da! Aquí lo básico es ser consecuente con uno mismo, saber
ver, adoptar una actitud contemplativa, para que todo lo que nos rodea nos
entre poco a poco por los poros de nuestra piel.
No hay fenomenología
extraña, sino capacidad de ser consecuente con las imágenes de lo real. Para ir
más allá de la física, para avanzar en el camino de la espiritualidad, primero
tenemos que conocer la realidad que nos envuelve, porque sino los fenómenos
desconocidos nos pueden poseer y no a
Joan
Lluís Montané.
De