LAS CONSTRUCCIONES DE JOSEP GUIXÀ
Arnau Puig-
Critico de arte
Josep Guixà nace en Castellolí, el pequeño pueblo de la
Anoia, cerca de Igualada, un 29 de febrero de 1944. Hijo de menestrales
dedicados a la construcción, es decir, de oficio paleta, la educación y la
formación imprescindible que se necesita para ello es bien escasa, porque un
buen paleta aprende el oficio preparando los materiales y mirando con atención
como se las arreglan para levantar paredes y enyesarlas aquellos que ya saben.
Es el aprendizaje. Es cierto, que se necesita, además de este mimetismo, tener
buen gusto y ganas y, sobre todo, buen ojo, para cuando se va errado o para
calibrar solo con el gesto la cantidad de materia que hay de disponer en un
determinado lugar-punto. Guixà, hechos los fundamentos de la enseñanza primaria
pasó, pues, a practicar el oficio.
Pero hemos dicho que en el arte de la construcción no
todo es coser y cantar, como el arte del vidrio- que supongo, también, debe
tener sus secretos para conseguir determinadas gracias de las que son
testimonio ciertos productos del vidrio-sino que, por el hecho mismo de
construir, uno acaba sintiéndose creador y no solo vendedor de horas. El hecho
de practicar el oficio en un pequeño pueblo impone que uno sea un touche à
tout, que acabe sabiéndole hacer todo y conociendo todo lo necesario para la
obra salga bien hecha. De este modo tenemos ya bien preparado un hombre, Josep
Guixà, que un buen dia de verano del 1977, en una pasada que izo a Paris, se
dio cuenta de que tenia posibilidades de convertir en realidades personales
aquel sinfín de postales, llamadas arte, que hay por los bulevares de San
Michel y de Saint Germain.
Para este ámbito no le hacia falta ninguna
preparación, porque, seguro se entero de ello, en el arte contemporáneo la única
cosa que es imprescindible es tener necesidad de expresarse y, por supuesto,
reencontrar en las acciones que se llevan a cabo una satisfacción interna
inextinguible, que tanto puede ser de dolor como de gozo-aquella indefinición o
“no se que” que siempre genera el arte-pero que acaba llamando la atención de
los otros.
Guixà se servirá, para realizar su obra de unos
materiales e instrumentos como una espátula que le permitiría ser enérgico y contundente para construir sus dominios,
pero incorporándoles en todo momento el color y la luz, que actúa y funciona
con las materias y el trabajar mismo, porque todo avanza en una totalidad de
acción e impresión que constantemente realiza
Eso nos hace pensar que cuando Guixà se planto ante el
espacio devenido plástico y no real, para construir lo que quería plasmar, tuvo
que buscar la manera de estructurarlo y, si no tenia ni se servia de ningún
convencionalismo establecido, debía practicar lo que se ha llamado la
perspectiva espontánea del ojo, que estructura y construye él mismo el espacio,
a base de los contrastes de los claroscuros posibles. La textura, como la
naturaleza acaba construyendo y haciendo reales a los ojos de la imaginación
aquello que no son mas que simples materiales constructivos, coloreados y
endurecidos. Las perspectivas repetimos, son las que proporciona la vista y que
uno, a través de la práctica, de un ensayo continuado, pero que para Guixà
funcionan gracias a un oficio de plasmación del cual esta en plena posesión actúan
como si se tratara de la construcción de un diorama con relieves mínimos.
Guixà, que poco a poco ha ido viajando por los
principales centros de creación plástica del mundo, que se ha dedicado al
paisaje natural y al urbano, que se ha complacido en captar rincones que pueden
ser curiosos pero que aun son mas difíciles de representar sin un
convencionalismo técnico perspectivo, este inquieto Guixà, muy a menudo más
constructivo que cromatista, sintió a partir de un momento determinado la
necesidad de acercarse a los modelos que le pudiera ofrecer la obra de Gaudí.
Y así lo ha hecho. La ha recorrido, se la ha mirado, ha
escogido los lugares que mejor le permitieron aplicar y ejercitarse en su
personal manera de construir el cuadro, es decir, de dar a dos dimensiones- equivalentes,
pero en múltiples ocasiones en curiosos reducidos bajorrelieves- el inmenso estólido
gaudiano de formas de la cripta se Santa Coloma de Cervelló, del Parque Güell,
de las diferentes casas urbanas del extraordinario arquitecto y. también, en
Este, hasta cierto punto, homenaje a Gaudí lo ha llevado
a termino en una serie de cuadros que
nos restituyen la impresionante obra de Gaudí, al mismo tiempo que en los
complejos matéricos que el artista se ve obligado a reducirla se opera un
agradable complejo de texturas muy ágilmente construidas y con una adecuada
disposición de luminosidad que hace factible este intento de no copiar a Gaudí
sino hacérnoslo en otra dimensiones. Creo que aquí radica la intención de Guixà
que, impresionado por toda la potencia amétrica y constructiva de Gaudí, toda
su creatividad, él, que ahora se siente y se sabe pintor, quiere vivir
intensamente con su persona y aquel arte que un buen día, en Paris, descubrió
como su necesidad de realización. Todo está presente y transmitido en estos
cuadros.